bohemia
BOHEMIA I
La
bohemia de locura de aquel tiempo
sano
y de alegría y de inspiración,
tú
y yo con una copa de vino, mi violín,
tu
sombrero de penachos y mi pipa de pasión
me
mirabas romántica, me platicabas al oído
y
eras mi Venus, mi luz nocturna del cielo
de
la inolvidable época de la compañía y de disfrutar la amistad,
era
la bohemia de tu sensual fragancia al batir tu pañuelo,
era
la bohemia de tu rosa encendida que latía en tu pecho.
De
vivir la vida y hasta el anochecer amorosa y sin fatiga,
de
experimentar la existencia, el arte y la moda hasta el amanecer.
De
mi pluma mágica en un trazo de papel surgían dulces poemas
para
mi amiga, poemas que le platicaban de la presencia y del amor
y
de las cosas por embellecer con los colores del paraíso.
la
bohemia de los pensamientos entrelazados como nubes,
la
bohemia de esos instantes olvidados que se evocaban
esa
noche inspirados desde la mente y del espíritu.
Yo
en el numen despreocupado por el amanecer
acariciaba
mi barba. Mi corazón endulzaba el tuyo
hasta
enloquecer en medio de una noche
de
rosadas chalinas, de alumbrado de farol,
así
cantaba y soñaba en aquel viejo café
frente
a un añoso lienzo romántico
de autor desconocido.
Era
la bohemia donde ya todo
ha
cambiado y sólo queda en el muro
un
rasgado y viejo cartel.
La
bohemia de aquella esquina donde
el
violín sonaba con voz de mujer.
Ese
artista que enterramos alguna vez
tocaba
con profunda pasión
que
volvimos abrir el viejo café
para
que volviera a nacer.
Rafael
Arévalo. (Simon Mayr). Medellín. Colombia)